Autora: María Dueñas
Editorial: Planeta
Páginas: 624
ISBN: 9788408189985
Victoria, Luz y Mona Arenas sobreviven como pueden en el sur de España. Su condición humilde mandó a su padre, Emilio Arenas, a buscarse la vida al otro lado del océano y, desde su último viaje, su esposa Remedios y sus hijas no saben nada de él, hasta que un mensajero enviado desde el Nuevo Mundo les trae noticias de Emilio Arenas junto con tres billetes de barco para que toda la familia empiece una nueva vida en Nueva York. No sin oponer resistencia, las hermanas Arenas son arrastradas hasta un país desconocido para ellas, con un idioma y una cultura distinta, donde tendrán que aprender a sobrevivir. Pero el amparo de su padre, el Capitán, como es conocido en su barrio tras abrir la casa de comidas El Capitán, desaparecerá con la trágica muerte de éste, empujando a sus hijas y a su mujer a buscarse la vida para sobrevivir y pagar las innumerables deudas que acumulan en ese entorno hostil. La desaparición del cabeza de familia obligará a las Arenas a estar alerta, porque habrá quienes intentaran aprovecharse de su desesperada situación pero, también, habrá quienes intenten protegerlas a toda costa y ayudarlas a prosperar en su nueva ciudad.
Con esta novela, María Dueñas ha vuelto a afianzarse como una de las mejores escritoras de nuestro país. En una entrevista que le hicieron, no hace mucho, en la televisión dijo que había tenido que documentarse mucho para poder escribir esta novela, y ese esfuerzo se hace patente al abrir el libro y comenzar a leer. Los lugares, las gentes, los negocios... todo está milimétricamente cotejado, estudiado, de forma que el lector puede adentrarse en ese mundo desconocido que era la ciudad de Nueva York a comienzos del siglo pasado.
La calidad de la novela es innegable. He leído muchos libros, de muchos autores y autoras distintos, pero ninguno está escrito como los de María Dueñas, quien tiene un estilo muy personal y que a mí, personalmente, me ha atrapado desde el principio. La descripción de las hermanas Arenas es muy precisa, de modo que podemos visualizarlas como tres jóvenes analfabetas que nunca antes se han visto en la tesitura de tener que abandonar su país para ganarse la vida al otro lado del océano, lejos de sus amigos y conocidos, y en un entorno que las va a tratar peor de lo que estaban.
Fácilmente, el lector les coge cariño a estos personajes, es por esto que la trama es tan angustiosa y desiluionante en general. Sin desmerecer a la escritora, quien ha hecho un trabajo excelente, he tenido la vaga esperanza, durante toda la lectura, de que "al final todo se solucionaría", y he perseguido esta ilusión hasta el final de la novela, con el corazón en un puño viendo como la vida maltrataba a estas hermanas españolas sin darles tregua.
A lo largo de la lectura nos encontramos, también, con personajes entrañables, como la gallega Milagros, Fidel, Tony o Sor Lito, quienes intentan ayudar a las Arenas a prosperar y adaptarse a su nueva vida y a quienes la vida tampoco ha tratado con demasiada benevolencia. Todos ellos crean un entorno familiar para las jóvenes que han perdido a su padre lejos de su hogar.
Me ha encantado la forma en la que está redactada la novela, llena de detalles y de descripciones que nos acercan más aún a la vida de aquel Nueva York. También aparecen personajes históricos, como el conde de Covadonga, que ayudan a dar a la novela un toque de realidad, y villanos muy malvados y retorcidos como el abogado Mazza.
Para mí, esta novela tiene de todo, bien redactada y bien documentada, los ingredientes perfectos para el éxito, a mi modo de ver; el único "pero" es el desarrollo de la historia, en algunas situaciones me sentí tan perdida y frustrada como las Arenas, personajes que, sin duda, no dejan a nadie indiferente y permanecen en la memoria durante mucho tiempo.
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