sábado, 6 de octubre de 2018

La luz de las antípodas

Colaboración con Editorial Alféizar
Autor: Mariano Monge Suárez
Edición KINDLE
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Un vigilante de seguridad que trabaja en el club náutico de Santa Pola observa el mar con atención, conoce todos los sonidos y todos los movimientos del agua. Un día, empieza a plantearse, seriamente, la posibilidad de escribir un libro inspirado en la isla de Tabarca, lugar que observa desde su puesto de trabajo, y presentarse a un concurso literario. Mientras, una vieja bailarina observa, desde su ventana, todos los movimientos del vigilante. Es viuda y se siente sola, tanto es así que duerme de día y vive de noche, con la única intención de observar al vigilante desde su casa. Una misteriosa caja color naranja chillón llega a las costas de Almería. El cadáver de una mujer mayor llega a las costas de Almería. Y el cuerpo, sin vida, de un afamado escritor, llega a las costas de Almería. ¿Cómo podrían estos sucesos, al parece casuales, tener una relación entre sí y, sobre todo, con el vigilante de seguridad?

Este libro es mi primera colaboración con la editorial Alféizar. Para ser sincera, es el primer libro que leo editado por esta editorial y me ha sorprendido muy gratamente. Es cortito, yo lo leí en una tarde y, la verdad, es que desde que lo comencé hasta que lo terminé no pude despegarme de sus páginas. 

La novela cuenta una historia peculiar, toda centrada en un vigilante de seguridad con una vida monótona y solitaria que, un día, decide sacar todos los apuntes y anotaciones sobre el mar: su trabajo le ha permitido observarlo y entender sus movimientos durante años, y escribir un libro inspirado en él.

La vida del vigilante se ve ligada, de alguna forma, a la de una mujer mayor que fue bailarina es su juventud y que vive justo en frente del faro donde trabaja el vigilante. Desde allí, la mujer lo observa y estudia cada uno de sus movimientos, el vigilante lo sabe, pero no le importa, se siente conectado a ella de alguna forma y verla apoyada en el balcón de su casa forma ya parte de su rutina.

Los personajes me han capturado desde el primer instante porque son tremendamente reales. El autor no idealiza una vida, con personas de éxito, afortunadas o con la vida perfecta, al contrario, él cuenta la vida tal cual es. Personas solitarias, con trabajos monótonos, vidas duras o, simplemente, vidas, personas que podrían ser nuestros vecinos o nosotros mismos. Esta manera de plasmar la realidad me ha gustado mucho, es una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta novela. 

A veces, es habitual pensar que un libro corto no puede trasmitir lo mismo que uno más largo porque carece de detalles o los pasa muy de largo, se limita a colocar al lector en un lugar determinado y ya. Pues este no es el caso. A mí la vida del vigilante me atrapó en su rutina en el típico: me levanto, como, hago tareas, me preparo la cena, tomo mi café, me voy a trabajar. Todo el mundo vivimos atrapados, de un modo u otro, en la rutina, en el tedio de todos los días, y necesitamos una chispa que nos devuelva a la realidad y nos haga vivir.

Me ha sorprendido mucho, también, lo bien documentada que está la historia. Parece una tontería, pero es muy importante que una novela tenga buenas referencias porque le da credibilidad, sin un buen trabajo de documentación detrás, cualquier historia está incompleta. 

Con razón esta novela ganó el Primer Premio III Alféizar de Novela del 2017, a mí me ha sorprendido mucho, me ha sacado de mi zona de confort, me ha hecho leer un estilo diferente de lo que estoy acostumbrada y me ha encantado. Yo lo recomiendo, para mí, un acierto. 

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