Título: Morir no es lo que más duele
Autora: Inés Plana
Editorial: Espasa
Páginas: 442
ISBN: 978-84-670-5149-0
Un hombre aparece ahorcado, sin ojos y con una nota en la mano en la que solo hay escrito un nombre y una dirección. Desde ese momento, una patrulla de la Guardia Civil organiza toda una investigación para averiguar quién es el asesinado, Tomás García Huete, quién es Sara Azcárraga, la mujer cuyo nombre aparece en la nota, y quién es el asesino. Los agentes de la Guardia Civil implicados en el caso irán desenredando una trama que les llevará a descubrir secretos que estaban mejor enterrados. El teniente Tresser, implicado en la investigación, deberá ahondar en recuerdos del pasado y trasladarse hasta el pueblo donde pasaba el verano de pequeño, para descubrir que no todo es lo que parece y que está mucho más implicado en el asesinato de Tomás Gracía Huete de lo que él cree.
Desde el momento que comencé esta novela sabía que iba a ser una de esas historias que te atrapan desde el principio, y no me equivoqué. El estilo de Inés Plana es muy fluido y ágil, no se viene con rodeos y va directa al grano, cualidades que creo que son indispensables para redactar una historia de intriga, ya que, de no ser así, la lectura se vuelve aburrida y pierde interés.
Esta historia me ha recordado mucho a Última noche en Tremore Beach, de Mikel Santiago, una novela que leí hace un año y que me mantuvo pegada a sus páginas de principio a fin. Sin embargo, la novela de Inés Plana no es una novela de intriga habitual. La historia de los personajes ayuda al lector a descubrir, por él mismo, quién es el asesino, sin necesidad de que nos lo cuente la novela; quizás, esta característica no sea del agrado de todo el mundo, ya que, a mucha gente le gustan las novelas con "sorpresa final", pero, no por ello la historia pierde encanto, al contrario, nos da otra visión con respecto a la trama que envuelve a los personajes y a sus dramas internos.
Cada uno de los personajes que componen la novela tienen una historia que contar. Algunas novelas de intriga pasan muy por encima de los personajes secundarios para centrarse, principalmente, en los implicados en el crimen o en el misterio, no es el caso de Morir no es lo que más duele, donde cada personaje se nos desglosa, se abre y nos cuenta su vida, cómo han llegado a ser las personas que son y cómo han acabado implicados en el misterio de Sara Azcárraga y Tomás García Huete.
Sin embargo, el final de la novela me parece abrupto y repentino. Quién sabe, quizás la autora haya querido dejar una puerta abierta para una próxima novela, o, simplemente quiere que los lectores tengamos el libro en la cabeza durante unos días, lo que sin duda ha sido mi caso, y todavía pienso qué hubiese podido pasar...
Para mi, es una novela totalmente recomendable para todos los amantes de las historias de intriga, las tramas policíacas y el misterio. Ya hacía tiempo que no leía un libro tan adictivo y espero que su autora se anime a continuar con la escritura y nos deleite con nuevos títulos próximamente.
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